jueves, 30 de septiembre de 2010

martes, 14 de septiembre de 2010

APRENDIZAJE BASADO EN PROYECTOS

El Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) es muy exigente para usarlo regularmente en el aula escolar.  Muchas de las objeciones sobre el NCLB [1], la presión por realizar mejores evaluaciones, la enseñanza orientada por los datos y mantener enfocados a los estudiantes para que demuestren buen desempeño y obtengan buenos puntajes en los exámenes más demandantes de competencias escolares son válidas, pero el ABP no es el remedio que cura ese mal. Esta  es una estrategia de enseñanza difícil de manejar que se ha vendido como cura mágica para todos los estudiantes etiquetados como talentosos, doblemente excepcionales o aquellos necesitados de aprendizajes más significativos. Esta es una herramienta que se está usando con los estudiantes para que generen sus propias respuestas a preguntas y para que piensen más críticamente sobre un tema; también se pretende que simultáneamente y mientras dura el proceso, hagan reflexiones con sus compañeros. En la realidad del aula, donde deben manejarse muchas dificultades y donde los estudiantes luchan por adquirir habilidades básicas, el ABP es una pérdida de tiempo.

El diseño del ABP se originó en las facultades de medicina. Cuando un paciente visita al médico, éste debe hacerle preguntas que le den respuesta al problema que lo ha llevado allí. Como pacientes decimos: "Dr. Gómez, me duele la rodilla". A lo que el doctor Gómez me responderá con una serie de preguntas como  "¿Cuándo le empezó el dolor?"  "¿Había sentido antes este dolor?, En escala de 1 a10, en la que 10 es  el máximo dolor, qué número le daría al dolor que siente? Después de esta evaluación inicial, el doctor prescribe terapia fisca o medicamentos o quizás nos remita a un especialista. En el aula este modelo no funciona así de bien. En muchos casos el problema que se plantea,  intencionalmente se describe en forma muy vaga y los estudiantes no entienden cuál es la situación.

En mi clase de historia, la mayoría de los estudiantes no han estado expuestos a las complejidades de la guerra u a otros conceptos difíciles de comprender. Como facilitador, mi trabajo consiste en guiarlos para que formulen buenas preguntas y para que investiguen respuestas a esas preguntas; pero en primer lugar, ¿qué sucede si los estudiantes no están interesados en el tema?  La mayoría de los estudiantes de secundaria no demuestran interés por hechos que ocurrieron hace más de 100 años y puede resultar difícil motivarlos por asuntos que no tienen ningún efecto directo en sus vidas.

El ABP tiene ventajas para aprendices avanzados y estudiantes mayores que están cautivados por un tema que les fascina. Nos esforzamos para que todos nuestros estudiantes se interesen en los temas que les presentamos y para que se involucren activamente en su aprendizaje. Nuestros Ministerios de Educación establecen qué deben saber los estudiantes y el NCLB [1] determina si estamos alcanzando esos objetivos. El ABP requiere más tiempo, energía y recursos y sus resultados son marginales o pequeños. Los estudiantes que luchan con el desarrollo de habilidades básicas, tienen mayores dificultades con el ABP porque las bases que tienen no son lo suficientemente sólidas para apoyarlo.

ESOL [2] y los estudiantes que requieren educación especial luchan aún más, y a pesar de nuestros mejores esfuerzos por ubicarlos en grupos de estudiantes "buenos" que les ayuden, terminan frustrados. Los estudiantes frustrados no son exitosos y tampoco culminan sus estudios con mayor conocimiento. En cambio, están menos motivados y muchas veces abatidos. No vale la pena lanzar al agua a esos estudiantes que realmente necesitan nuestra ayuda, sin un salvavidas.

Debemos concentrar nuestra atención en prácticas, ideas fundamentales y estrategias que den resultados; no en aquellas que representan las últimas tendencias educativas o que solo funcionan con estudiantes excepcionales.


Fuente:http://www.eduteka.org

Kevin Scott
Kevin Scott ha integrado las TIC en los ambientes escolares, durante los últimos siete años, para trabajar con estudiantes que tienen una amplia gama de habilidades. Presta sus servicios a equipos escolares de liderazgo y a grupos de desarrollo de currículos en el área de avances tecnológicos. Actualmente realiza una maestría en Tecnología para el aprendizaje en La Universidad Politécnica de Virginia.